lunes, 14 de enero de 2013

Un alavés en los Globos de Oro I




Argo y Miserables (GLH)
Este domingo he estado en el mítico hotel Beverly Hilton, dónde se han rodado infinidad de películas en su entrada en curva. Allí se ha celebrado un año más la mítica ceremonia de los Globos de Oro, (Golden Globes para los de la Logse que estudiaron algo de inglés) que reparte una asociación de periodistas extranjeros afincados en Hollywood. Por lo que se rumoreaba en la alfombra roja, son una panda de dinosaurios unidos en una secta en la que es difícil entrar y de la que van cayendo integrantes a gran velocidad.

Pretty Man,
el hombre que hace mojar el sofá a varias generaciones de hembras
La gala ha sido muy pronto. Como EEUU es un país de unas dimensiones bestiales, se hace a una hora decente para todo el país. Conclusión: empiezan a desfilar hacia las 3 de la tarde y para las 6 ya está todo el show en marcha. Pero a los pillos no les ha importado ponerse a copar botellitas de Moet Chandon que repartían gratis con un vasito pegado al morro para que se viera la marca. Una macarrada elegante (contrasentido lógico por ser publicidad y no se vería en una copa) que puso 'chispa' a los invitados a la gala.

Homeland tipa (GLH)
La mítica alfombra roja de la manida “antesala de los Óscar” son 100 metros de medios internacionales hacinados como sardinas con un metro de valla para cada uno. Los 'afortunados' que consiguen estar en los primeros metros consiguen a las estrellas frescas con ganas de hablar. Obviamente son los grandes medios norteamericanos que pagan pasta tienen los mejores sitios, y a lo largo de ese paseo también se ubican pequeños platós de teles que pagan incluso más y que consiguen tiempo en directo con los muñecos de la gran y pequeña pantalla. En dónde estaba yo situado pasaban a menudo de largo, ya era el final y les apetecía entrar. Sin embargo, las relaciones públicas de los desconocidos te ofrecen con cartelitos a la gente que no conoces. Es como: venga, dale una oportunidad, se ha duchado y puesto guapo para la ceremonia aunque no lo conozcan ni en su casa a la hora de desayunar.

Homeland barbudo (GLH)
Ha sido entretenido, apasionante y estoy bastante muerto. Prometo mañana ampliar con mi experiencia personal. Que no todos los días un tipo nacido en Txagorritxu está en unos Globos de Oro.

¡Hasta mañana desde Hollywood!

PD: Cuando me iba del hotel, me he cruzado con Stanley, el afroamericano vago cincuentón de The Office. Y ha suspirado fuerte. Como en la serie. Y he brincado como un niño el día de reyes. ¿Realmente he estado allí o me lo he inventado?

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