jueves, 30 de mayo de 2013

El Richie

Mi nuevo compañero de curro se llama Richie. El motivo del post es que es probablemente la persona más auténtica que he podido conocer en estos meses al otro lado del charco. De hecho, cuando le pedí permiso para hablar sobre él y sacarle unas fotos en exclusiva para colgar aquí, se puso contento. Sólo puso una condición: mencionar su Instagram para ganar más adeptos. @theriechiebanks, una cuenta legendaria.
Richie enseña su tatuaje de Mike Tyson
Este muchacho, no tiene pelos en la lengua. Puede piropear a chicas en la calle, desde el coche sin inmutarse, sin complejos. Le da igual lo que piensen, como pedirle el número a una camarera de Hooters, a dónde convence para ir a comer a su jefe gay.

El hombre tiene un parecido razonable a Vin Diesel, a quien no le importaba la comparación hasta que descubrió los rumores del ambiente de que es invertido. Lo cierto es que yo también desde que lo supe, le veo muchísima pluma en las entrevistas.

Ricardo dice que soy mexicano en coña. Yo le respondo que esto era una colonia española, que mire los topónimos. Le encanta el patinete, es un crack. Un día, después de su cumpleaños y de haber tomado un par de cervezas al cuadrado con sus colegas, encontramos unos afroamericanos haciendo saltos y acrobacias. Richie, convencido de sus habilidades les pidió permiso para usar su skate y tras varias decenas de intentos, de furia contra sí mismo, logró hacer uno de los vistosos trucos del mundillo.

Sus amigos me preguntaron si este buen hombre era así de auténtico trabajando o sólo con ellos en su tiempo de ocio. Mi respuesta, mientras se comía un cigarro, era obvia. En realidad, yo a este buen hombre no le entiendo todo lo que dice. La mitad más o menos. Entre su acento de NY y su jerga callejera, me pierdo. Y cuando hace una voz parecida a la de Andy de Little Britain (sin tenerlo como referente) es de los pocos momentos en los que sé lo que me desea transmitir. Al menos así hago oído.

Os podría contar más anécdotas que me ha transmitido y permitido contar en exclusiva en este blog. Pero no me ha parecido que pudiera interesar las historias cuando muerde el culo a una stripper. El interés general de esta bitácora es que viva yo la experiencia de este gran skater. Si me la cuenta pierde la gracia. Y sobre todo, que igual con lo que me cuenta, me invento la mitad.

Hasta la siguiente desde California!!

viernes, 10 de mayo de 2013

10 cosas que hacen los californianos y al resto del mundo le suda la polla


10 cosas que hacen los californianos y al resto del mundo le suda la polla



Después de tan abrupto título, sólo me queda pedir perdón y respeto por los Californianos. Son gente que recibe el viento del Océano Pacífico y les deja así.

1. Vegetarianos
Vale que ingerimos mucha carne. Pero el humano nació onmívoro. Y aquí no lo ven como una costumbre de invertidos.

Mierda vegetariana homemade GLH, Pesto genovés.


2. Yoga
Otra práctica habitual en estas tierras importada de Asia. Estirarse en plan zen. O son surferos o hacen yoga.

3. Dar las gracias al salir del autobús.
Sí. Lo hacen. La antigua colonia tiene estas cosas.

4. Pasear perros de esos que les cuesta respirar a pares.
Millones de bichos, a los que les recogen responsablemente la cacota. No tienen sanidad pública pero hay miles de hospitales para canes y tiendas para bichos.

5. Prefieren tener atascos que invertir en obra pública.
Dedican su vida a consumir gasolina encerrados en coches escuchando música en su tecnología de Cupertino. Muy ecológico. Baratísimo.

6. Ir a cafeterías caras a fardar de manzanita.
Van solos, hacen que escriben. Tienen pose. Creen que hacen vida social de esa manera. (para los previos de a la denostada LOGSE, la manzanita son mierdas de Apple)

7. Hipocresía con lo orgánico y el reciclaje.
Van de modernos y usan envases como nadie. Los pudientes no reciclan y se lo dejan al servicio. Los mendigos acumulan envases como si no hubiera mañana para sacarse unos dinerillos.

8. La segunda generación de latinos va de bilingüe.
Pero luego escriben peor que un niño de 6 años. Da vergüenza leer los carteles en presunto ‘cristiano’ con expresiones raras, faltas de ortografía y de todo. No me vale la excusa que es español latinoamericano. García Márquez, Vargas Llosa y Borges también nacieron en la región. Y nos dan mis vueltas escribiendo nuestra lengua.
No es que le den patadas al diccionario. Es que directamente echan las bolsitas de ‘regalitos’ de sus canes. Pobre DRAE.
'Pour' favor, usen el corrector de Word en español


9. Saludar a desconocidos en la calle y luego pasar de los vecinos.


10. Hablar por el teléfono conduciendo a escondidillas.
Pueden cagar dinero, que les cuesta comprarse un puñetero bluetooth manos libres. Pero luego se compran bicis de varios miles de dólares. Lógico. Al menos el cambio es automático. Pero conducen de asco.


 PD: Gracias por acogerme California!

domingo, 5 de mayo de 2013

Karaoke


La última noche de despedida de Europa la pasé en un karaoke a orillas del río Zadorra con grandes amigos. Una afición un poco kitsch, que he decidido cultivar también en la antigua colonia de California.

La semana de navidades no tenía muchos planes, conocidos y tras comprarme una bici de segunda mano, descubrí un maravilloso barrio japonés con decenas de restaurantes y tiendas enfocadas a emigrantes del país del sol naciente.

Y allí encontré dos centros del destrozo de la música popular y del ocio entretenido. Dos karaokes con diferencias notables. Uno, es un karaoke normal, en el que apuntas en un papelito la canción que vas a cantar.

A ese fui mis primeras veces. Humillé mi acento, gasté varias vidas de mis cuerdas vocales y lo pasé bien. Hasta te dan aperitivos japoneses. Lo más divertido fue que sacándome una foto con el lugar, conocí a una familia de filipinos de la que ya os he hablado en alguna otra ocasión que me acogieron como uno más. Uno de ellos, me dijo que América, es sólo un sueño, depende de ti que se cumpla. Muy profundo.

Quizá lo más auténtico del lugar, sea su dueño. Un japonés de unos 60 palos con un tupé de Farmatint/Jus for men bastante llamativo y mala hostia. Se paseaba sin hacer nada excepto cuando un grupo de raperillos, con los que todo el local se reía, cogieron una de estas esculturas de cerámica tamaño natural durante su show y se pusieron a hacer el 'gamba' con ella. El dueño, con su camisa hawaiana de manga corta de dudoso gusto, le dijo totalmente indignado a su camarero que fuera corriendo a detener esa tropelía contra su mascota imaginara. Hubiera matado y vendido parte de mi alma por ver la cara del asiático si llegan a romper al perro.

A un par de manzanas de ese antro de la música popular, se ubica el karaoke japo para japoneses. Diferentes salas con tamaños según la demanda, que se alquilan por horas. Celebramos allí un cumpleaños americano y lo pasé bastante bien. Tienes unos bancos acolchados y una gran tele con un sistema profesional de karaoke con sus correspondientes ‘biblias’ repletas de canciones. También está disponible la versión con jeroglíficos en japonés.

Si llevas bebida de fuera, te cobran un extra. En principio no es un bar, sino que ponen a tu disposición bebidas a precio desorbitado. Como la gente suele propasarse, ya te ponen en un papel plastificado cuánto te va a costar si jodes la tele, la mesa y hasta la puerta. Nosotros no fuimos tan gañanes y solamente se nos cayó al suelo una botella de cristal. El amable limpiador del lugar, nos indicó que limpiar cristales implica más propina.

Todos estos karaokes se encuentran en la zona de Little Osaka, lleno de restaurantes y tiendas para japoneses. El supermercado es de lo mejor que he visto nunca pareces teletransportado a otro país por arte de magia. Para los que tengáis curiosidad, os dejo un video de la zona del culpable de mi estancia en LA. Merece la pena.

GLH recibiendo el micro de la presentadora del karaoke filipino


Otros dos karaokes que he conocido en esta ciudad los descubrí gracias a mis colegas filipinos. Hay unos cuantos en toda la ciudad. En una noche estuvimos en dos. El primero, resultó ser una especie de restaurante gigante con un gran escenario. Después de un par de temas en inglés, un cura o simplemente un pesado de origen filipino con ganas de hablar, se puso a dar un speech sobre la religión, a quién votar etc, por parte de la comunidad del país asiático afincada en LA. Yo flipaba en colores. Un tío en mitad de un karaoke sermoneando sin más. Me ofendió el proselitismo y a los filipinos con los que iba también y nos piramos a otro centro del entretenimiento karaokil.

De allí nos fuimos a otro, dónde cenamos aperitivos calientes de la gastronomía de la antigua colonia. Aquí descubrí un antro con bastante ambiente y canciones en tagalo, uno de los idiomas oficiales del país, con fuerte influencia del español en muchas palabras. Lo más llamativo de ese lugar fue que era San Valentín y que la presentadora del karaoke (a la que había que dar un dólar por canción por subir a cantar) era bastante espectacular. Probablemente no se pueda apreciar en el documento grafico que suministro unas líneas más arriba, pero la mujer tenía un busto del tamaño de mi culo o superior. Pondría mi culo y varios millones de pesos filipinos en una apuesta a que la naturaleza no le proporcionó varias partes de su anatomía. 

Y con este breve repaso a mi experiencia en los lugares que más contribuyen a erradicar la sequía en el mundo, me despido otra vez más.

Hasta la siguiente desde CA!!!

miércoles, 1 de mayo de 2013

Reflexiones sobre la crisis (en el autobús de la muerte)

Parece que esta bitácora se esta convirtiendo en monotemática sobre mi transporte en LA. Pero en realidad es porque allí es donde surgen las mejores historias, el cruce con la gente de verdad, con la américa auténtica que no sale en las películas de Hollywood.

El otro día iba yo con mi nueva bici (preciosa y de paseo) yendo a coger el autobús se me salió la cadena. Y como buen manazas, puse la grasienta y lubricada cadena en su lugar. Al ser nueva, estaba demasiado lubricada. (me ahorro los chistes fáciles).

Me puse las manos como un crucificado. Y en el banco de al lado, estaba un señor de pigmentación mucho mayor que la caucásica, que me ofreció un pañuelo de papel. Dudé unos instantes sobre su procedencia, pero me pareció totalmente descortés negar la ayuda de ese señor mayor.  

Dentro del bus, el anciano rebuscó entre sus pertenencias y me ofreció una toallita húmeda. Tuve que volver a aceptar. Me contó que son las que hay en las puertas de los supermercados, que suele hacer acopio de ellas. Yo le dije que ya las conocía.

En la conversación, me preguntó si era italiano. El hombre había estado en España durante el franquismo y entonces le pareció un país muy pobre de Europa, más que Grecia. Por lo visto, el hombre, de aspecto ‘vagabundil’ con múltiples mochilas, había estado posteriormente en un congreso en Noruega en donde se hablaba del milagro español.

Con el paso de los años, el amable señor de los klínex me dijo que estuvo hace unos años en Madrid y le pareció estar en Hong Kong. Eso es. De los más miserables a Hong Kong. La subida fue mayúscula. La hostia... La hostia todavía está por ver hasta cuándo llega.

El hombre, de Liberia y de la raza del presidente se bajó a las 3 paradas. Sus palabras con acento africano me dejaron pensando. Otra historia más de los autobuses de LA.

Hasta la siguiente desde Los Anyeles (como dicen los nacidos en la zona)

Hipster descansando en Bus (GLH)