viernes, 15 de febrero de 2013

Desde La Senda al paseo de la Fama (colaboración con El Correo)


Hoy os voy a colgar una colaboración que he hecho con el diario local vitoriano El Correo para su edición digital. No cuento nada nuevo para esta bitácora, lo único llamativo para los fieles lectores, son algunos guiños a la tierra que me vio nacer, crecer y defecar. Muchas gracias.

http://www.elcorreo.com/alava/ocio/201302/15/vitoriano-hollywood.html


Nací en Txagorritxu en el 86 y vivo en Los Ángeles desde hace un par de meses. Como buena parte de mi generación, nos ha tocado vivir la famosa fuga de 'cerebros'. Volveremos. Mientras, hay que disfrutarlo y dar el callo en ultramar. De momento, voy a estar seis meses con una maravillosa beca del Gobierno vasco para trabajar en el extranjero, en este caso en la Meca del cine occidental.
Hollywood son varios barrios de Los Ángeles. A lo grande, como todo en este país. En lugar del paseo de la Senda, tienen el paseo de la Fama. A las pocas horas de aterrizar, debido a que estoy en una empresa audiovisual que cubre los eventos relacionados con el mundillo de las estrellas, estuve durante la presentación de la estrella en el paseo de Hugh Jackman. Me hizo mucha ilusión verle al australiano ya que mi abuela es muy fan de una de sus películas. Deberían hacer lo mismo en la Senda. Un buen reclamo para turistas: la estrella de Juanito, Martín Fiz o, por qué no decirlo, Iker Jiménez. Al menos aquí funciona.
Los Ángeles, la ciudad, es inmensa. Es lo opuesto totalmente al modelo sostenible gasteiztarra. La gente va en coche a todos lados con atascos eternos. Y el transporte público es... digamos simplemente que para gente con pocos recursos. Pese al glamour que puede tener la ciudad, sus autobuses son deplorables. He vivido momentos tensos, de gente que no quería pagar o que se caía de la borrachera que llevaba a las seis de la tarde. Incluso algún compañero de viaje me ha ofrecido alcohol en marcha para hacer la travesía más amena.
Las grandes diferencias sociales son algo evidente nada más bajar del avión. Yo he podido ver al 'malo' de la temporada pasada de Dexter (que es hijo de Tom Hanks) comprarse un café, mientras en la calle se paseaban mendigos con carritos de la compra. Da pena ver que en una ciudad donde mucha gente excreta dinero, haya tantas personas que duermen en la calle.

Superbowl y el 'streaming' del Glorioso

Recientemente, he tenido el placer de asistir a una de las celebraciones mås americanas que existen: la Superbowl de fútbol americano. No estuvo mal, pero me quedo con mi 'streaming' del Glorioso por la tele o por la radio mientras desayuno, cosas del cambio horario. Se hace raro, sí, pero esta temporada no es una mala razón para madrugar. Sin embargo, lejos de ver el partido de la final de las ligas americanas con los auténticos trozos de pollo frito y lugareños bebiendo cerveza, estuve con unos colegas filipinos que me invitaron a su casa.

Gracias a la generosidad y la hospitalidad de esta gente, he podido descubrir que la conquista del país asiático les ha dejado gran cantidad de palabras en su vocabulario de la lengua de Cervantes. Incluso comen una cosa similar a la paella que llaman 'arroz valenciana'. Además ese mismo día después del partido, uno de los filipinos nos enseñó dónde vive: en una mansión de Beverly Hills. No era el propietario sino el cocinero-portero de una familia que vive en un complejo que tiene tres edificios: uno enorme para el servicio (en el que estuve), otro para los dueños y otro para invitados. Cada uno con su correspondiente piscina. La finca era de semejante tamaño que desde el garaje de la entrada hasta el edificio principal se desplazan en carrito de golf.

El 'Bollywood' californiano es una ciudad cosmopolita a rabiar. Podrías comer cada día del mes en una tasca étnica diferente. Los barrios, a parte de los exclusivos Bel Air y Beverly Hills donde se 'hacinan' las estrellas, están separados por muchas zonas diferenciadas de los inmigrantes que fueron poblando el centro de la industria del ocio gracias al clima templado que hace todo el año. No se llevan los trenes de castañas para combatir el inexistente frío.

Por un lado, hay un barrio chino espectacular en el que no se oye hablar inglés, otro coreano, japonés, armenio, mexicano, zonas de salvadoreños, la pequeña Etiopía... Es la ONU en torno al 'show business'. Lo llamativo y raro es encontrarse con oriundos de la ciudad. En general la ciudad no es especialmente bonita. El glamour de unas zonas contrasta con unos céntricos rascacielos rodeados por kilómetros y kilómetros de casas y oficinas de no más de dos alturas. ¿Redensificaciones? No, gracias.

Hace unas semanas estuve en los Globos de Oro (sí, como diría el tópico la antesala de los Óscar). Nada destacable. Mucho postureo y muchas caras conocidas. Pude pisar la alfombra roja, pero nadie se fijó en mí. Bueno sí, una pareja de mexicanos, para que me apartara y se sacaran una foto.
Sin duda lo que más echa un alavés de menos en estas tierras (a parte de su querida familia y amigos), es poder tener un sitio donde pasear y tomar algo. Aquí andar es de pobres. Aparte de la playa de Santa Mónica, donde Schwarzenegger se 'mazaba' antes de ser gobernador, es raro ir a tomarse una caña por ahí. Cuando van a los bares, van a emborracharse. Y les echan si les notan un poco achispados. A ver cuando inventan el pintxo-pote por Skype y nos tomamos algo. Un saludo desde Hollywood.

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