jueves, 27 de diciembre de 2012

Gon en Californication


Hoy me he levantado con muchas ganas de mover el esqueleto. Y el post que toca no va a ser del rollo de describir mierdas de los americanos, sino sobre mi 27 de diciembre en California.

Después de correr varias millas y encontrarme con muchos parecidos de atletas famosos, me he dirigido a un banco con cafetería. Como no sabía cómo interactuar, ni qué quería tomar para lograr ni a quien preguntar para abrir una cuenta corriente, me he acabado yendo. Y al salir, he cogido el primer bus rumbo a Santa Mónica.

La 'fauna' de los autobuses de este país es peculiar. En este había un hombre con tupé de unos 50 años con cara de famoso italoamericano que daba conversación a la parte delantera del autobús y a las conductoras (que tenían ambas un culo como una plaza de toros). El hombre parecía buena gente, con zapatos limpios y pantalón negro con raya y sudadera negra arriba. Un conjunto peculiar digno del elenco de Los Soprano (que está ambientada en el otro océano que baña a este gran país).

Después se ha montado un afroamericano con camisa abrochada hasta arriba, pantalones cortos, gafas de sol e iPad que a falta de cambio, ha mirado al autobús y ha preferido perder unas monedillas en lugar de pedirnos cambios. Juraría que además de tenernos miedo, era invertido.
Ruta 666 (el camino al infierno)

Yo he decidido bajarme en el mejor momento. Cuando he visto el Pacífico. Allí he echado fotos, he estado en el Pier, con su típico Zoltar de la película Big y el Buba Gump de Forest Gump. El típico parque temático de Tom Hanks, con sus restaurantes, montañas rusas y atracciones suspendido sobre el mar. Y dónde supuestamente se acaba la ruta 66. En Internet no dicen lo mismo, pero si les hace ilusión...

Después de eso he estado paseando por la playa rumbo a Venice. Unos kilómetros entretenidos con carriles bici (que no eran rojos) dónde la gente corre, bicicletea o anda en los bichos esos de dos ruedas que te inclinas y andan (cuyo nombre es un detalle sin importancia).

Comí en un txiringuito playero, dónde también alquilaban bicis y vendían algunas de segunda mano. Estuve a puntito de comprarme una por 75 dólares verdes. Pero seguí mi travesía en frente del mar caminando.

Pasado el gimnasio playero donde cuenta la leyenda que Terminator (un actor austriaco que acabó siendo gobernador del lugar), ejercía sus músculos cuando era sólo un culturista, que no había hecho obras cumbres para la civilización como Poli de Guardería o Júnior.
Zoltar era un mierdas al lado de Nostradamus

La parte de Venice es un mundo a parte. Con cientos de artistillas callejeros que venden su mercancía e incluso algún religioso regalando comida a cambio de salvar almas. Todo un espectáculo que justo contemplé a medida que el sol se iba ocultando en el agua salada del Pacífico.

El título del post viene precisamente a recordar que esa zona es dónde se ambienta la serie de Mulder el de Expediente X: Californication. David Duchovny acostumbra a pasear por este paseo y por la zona de los canales. Una imitación de Venecia, pero con casas con coches, con mucha pasta. Además durante mi estancia al anochecer, había poca agua, será que la crisis también la notan los ricos. Mucho chaletaco con fuentecillas asiáticas y poca luz de Navidad. Lo cierto es que los canales huelen bastante mejor que en la ciudad de los canales original. Carece de su magia, pero es un curioso lugar para pasear y sacar unas instantáneas. Una pena que sea el decorado de Californication y que ni haya las golfas que se pasean en la serie, ni que yo tenga todavía un Porsche para desplazarme como Hank Muddy. La vuelta como podéis imaginar, volvió a ser en transporte público. Con teenagers vacilones y sin sobresaltos.

Y como siempre...¡Hasta la siguiente desde Pensilvania!

Hasta en la falsa Venecia es Navidad (G L-H)

2 comentarios:

  1. Jjauaja! No oses desafiar a Zoltar que te puede convertir en Tom Hanks en un ti-ta!

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  2. Si me convierte en Tom Hanks con la mitad de su dinero en su cuenta corriente, contento. Green Card, sabría inglés y dejaría de poner tonterías en la web. Seguramente me compraría (entre otras propiedades) una casa en Venice para fardar.

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