martes, 5 de noviembre de 2013

MUST: Contactos con la policía

La serie de post mensuales sobre cosas típicas de América que debía de hacer, se ha ido agotando y por las dificultades de ampliar la lista, he tenido que dejarla aparcada. Antes o después tenía que haber hablado con las fuerzas del orden. Desgraciadamente, no hay testimonios gráficos del encuentro.

Foto para ilustrar la escena del modo más realista posible: Asiática neumática en coche panda. (GLH)


Como bien saben los lectores más fieles de esta bitácora, no tengo coche y voy como un mendigo sin carrito por la extensa y más contaminada ciudad de Los Ángeles. Pero debido a diversas circunstancias, por unos días he tenido que alquilar un coche (que es blanco, un color que debería ser prohibido excepto para taxis y ambulancias).


En teoría, casi todas las normas de tráfico en California (porque cada estado tiene su propio código de circulación), son bastante normales, excepto por varios supuestos. Los Stop, que pasa el primero que llegue, los semáforos, que están en la calle de enfrente de la que te tienes que parar y los giros entre calles que se pueden dar casi en cualquier lado. Además el cambio de sentido, en la mayoría de la calzada suele también estar permitido. Pero como buenos europeos, siempre tendremos la sensación de que estamos haciendo una ‘pirula’.


Volviendo al tema, estaba yo en Sunset Boulevard (El crepúsculo de los dioses para los cinéfilos) y deseaba girar a la izquierda. Me pongo. Me pitan. Paso en rojo cuando no pasa nadie. Sudores.


En la siguiente calle se encienden las luces de policía. Me aparto y me paro. Bajo la ventanilla y doy mis papeles del estado opresor español. Todo bien. El hombre, de tez morena me pregunta si sé por qué me ha parado y le digo que me vuelvo loco con los cruces a la izquierda y a la derecha. Le explico que me he puesto nervioso porque me pitaban. Entonces me bloqueo. Y explico casi con mímica la bocina. Un lapsus en mi corto vocabulario en guiri (que posteriormente he solucionado) que hizo que el hombre, al ver mi pasaporte en latino, me dijera que se lo podía decir en español.


Bendito Cristobal Colón. Estuvimos hablando en la lengua de Cervantes y de Carmen de Mairena sobre mi percance al volante en Sunset Bvd. De un modo muy didáctico, me estuvo excplicando mis dudas sobre los matices del funcionamiento circulatorio Californiano. Un tío majísimo que instruía en lugar de sancionar al pobre turista europeo.


No sin miedo a que pudiera pasar cualquier cosa, el hombre me dejó marchar al volante de mi bólido blanco. Se quedó esperando un minuto o así por si hacía alguna pirula de las ilegales para ellos. Viva la gente comprensiva. Vivan los tacos, los tamales y las pupusas. Viva.


La conclusión:


Adoro a la policía americana. Después de conducir por LA, la clave es que hagan todo peajes y con ello financien millas y millas de metro. A lo bestia. Mucha gente seguirá pagando un pastizal al día por no mezclarse con la chusma de la clase media que tenemos que usar el transporte público. Amen.


Y aunque ya había tenido contacto con los agentes, nunca les he visto comer donuts ni hurgarse la nariz. Los mitos se desmitifican demasiado rápido.


Hasta la siguiente desde California!!




No hay comentarios:

Publicar un comentario