Llevo
ya unos cuantos meses hablando de América sin reparar en su mayor
contribución al sobrepeso mundial. Las hamburguesas con patatas. Un
plato nada desconocido en Europa, dónde se comen como filetes rusos a veces de grasientos que aquí.
El
lugar más mítico y auténtico en el que he estado en este país, ha cerrado. No es ni gourmet ni admite florituras. Sonia es la asiática que
regentaba un local en mi querido West Hollywood (en frente a una
hamburguesería con banderas del arco iris mucho más grande y con mucha
más cerveza), dónde uno tenía la sensación de ser teletransportado
muchos años atrás.
Carta
sencilla. Cuatro cosas. Patatas recién hechas. Siracha (salsa asiática
mundialmente conocida pero hecha en el condado de Los Ángeles) y
ketchup. Plato de papel personalizado. Cocinadas por un mexicano. La
bebida servida por una señora octogenaria que a duras penas se sostiene
en pie. Autenticidad a raudales. Fotos de famosos. Incluída en documentales de las hamburgueserías más míticas del país. Colas kilométricas para despedirse de sus encantos los últimos días de octubre.
Irv’s
Burguer, con la querida Sonia se despide. Es un momento triste para
América. Un momento triste para la humanidad. Volvamos al tupper de
lentejas veganas que preparé con esmero hace un mes. Larga vida a los tascones. Larga vida a la ruta 66.
Ese dia llevaba polo verde y jersey marron. (GLH) |
Hasta la siguiente desde la triste California!
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